Los bomberos y la policía acordonaron apresuradamente la zona y los cerca de 3.500 empleados que trabajan en el recinto nuclear fueron confinados mientras se investigaba el riesgo del accidente. Algunas noticias, contradictorias, alertaban en principio de peligro de fuga. Las radios y las televisiones francesas citaban la preocupación de los bomberos emplazados en el lugar del siniestro por el sesgo funesto de la explosión.
Una hora y media después, comprobados los primeros medidores, la Agencia de Seguridad Nuclear francesa confirmaba la ausencia de fuga radiactiva. El accidente, por lo tanto, carece de peligro para la población de los alrededores o el medioambiente.
EL PAIS - ESPAÑA