La llegada del 21 de septiembre es cada vez motivo de nuevas celebraciones. En nuestro país es el Día del Estudiante, el Día del Amor, Día del Médico, algunas personas lo asocian con la Amistad y no faltan otras cosas más que no recuerdo. A nivel internacional, la Organización de las Naciones Unidas lo recuerda como el Día Mundial de La Paz. En el hemisferio norte, la conmemoración resulta interesante ya que luego de tres meses llegará el invierno que para la naturaleza, es en realidad una paz forzada, por la falta del astro rey que la dejará languideciendo. En el hemisferio sur donde nos encontramos, la situación es diferente ya que luego de la primavera llegará el verano y los últimos días del año y los primeros meses del próximo darán lugar a una temporada de mucha actividad. El temperamento latino y en especial el boliviano, hace que en esta época los ánimos resulten enardecidos, especialmente si a alguien, siguiendo una tradición, se anima a encender fogatas para promover mayor fertilidad a la madre tierra, aunque si lo vemos bien, muchos de los nutrientes naturales desparecerán como resultado del fuego ardiendo por varios días. Esta vez no solo se trata del fuego, los ánimos también están enardecidos y se vuelcan a ello en una actitud beligerante que ha creado un estado de tensión, muchas personas hacen pensar en la posibilidad de situaciones violentas, aunque al parecer la gente del Palacio Quemado parecen tenerlo todo fríamente calculado, como lo diría un personaje al que se imita con mucha frecuencia con la forma de actuar y de pensar de un líder plurinacional. El último discurso, el de ayer, nos muestra algunas de esas facetas que vale la pena ver con detenimiento, porque encontramos situaciones especiales, como aquella de pedir que dejen a los bolivianos masticar coca y los demás paren de consumir cocaína, cuando no puede negarse el hecho de que la alta producción de las hojas hace que los masticadores no sean tantos como los que piensa el Gobierno, mientras los consumidores de la materia prima hacen que la cocaína que demandan los países industrializados encuentre el mercado necesario y la migración de familias conocidas en esa industria, las cuales han decidido radicar en el país, por la cordialidad del trato que se les brinda. En un par de días sabremos con detalle algunas acciones de uno de los comercializadores, un hombre de confianza del Gobierno, que intentaba llevar a EE.UU. 75 toneladas en varios envíos , según el presidente está dispuesto a involucrarlo en sus declaraciones, aunque no nos explicó los posibles detalles de esa acusación, ya que con seguridad la justicia norteamericana pedirá la constancia de las acusaciones. En otro aspecto del discurso nos encontramos con que el Gobierno boliviano saluda con júbilo el reconocimiento del estado Palestino, interesante la preocupación por la tierra en que nació el Hijo del Dios de los cristianos, nada que ver con la Pachamama, lo ideal es que se reconozca la soberanía de todas las naciones de los pueblos del mundo o por lo menos su autonomía, incluyendo aquellos de los territorios del Isiboro Sécure que están siendo agredidos por otro imperialismo. Y hablando de imperialismos, también se le ocurrió mostrar su solidaridad con el dictador Gadafi que reprime con fuerza a los opositores que no están de acurdo con su gobierno, ojalá no suceda algo parecido en Yucumo, donde las fuerzas opositoras del Tipnis y los defensores del poder están a punto de enfrentarse delante de los policías que actuarían como testigos de los hechos, ya sabemos para echar la culpa a quién; posiblemente los dirigentes sean después llevados a los tribunales para que sean juzgados, también sabemos por quiénes. Coincidimos en la critica que se hace a los países capitalistas, por su intervención que luego quedó en manos de la OTAN, porque sus objetivos a todas luces son la explotación de la riqueza energética, como se ha expresado también con los planes de aprovechamiento de la carretera de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos, sin importar a quiénes se afecta, cuando se trata de generar riqueza para repartir bonos en el occidente del país.
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22.9.11
Bolivia - Día especial
La llegada del 21 de septiembre es cada vez motivo de nuevas celebraciones. En nuestro país es el Día del Estudiante, el Día del Amor, Día del Médico, algunas personas lo asocian con la Amistad y no faltan otras cosas más que no recuerdo. A nivel internacional, la Organización de las Naciones Unidas lo recuerda como el Día Mundial de La Paz. En el hemisferio norte, la conmemoración resulta interesante ya que luego de tres meses llegará el invierno que para la naturaleza, es en realidad una paz forzada, por la falta del astro rey que la dejará languideciendo. En el hemisferio sur donde nos encontramos, la situación es diferente ya que luego de la primavera llegará el verano y los últimos días del año y los primeros meses del próximo darán lugar a una temporada de mucha actividad. El temperamento latino y en especial el boliviano, hace que en esta época los ánimos resulten enardecidos, especialmente si a alguien, siguiendo una tradición, se anima a encender fogatas para promover mayor fertilidad a la madre tierra, aunque si lo vemos bien, muchos de los nutrientes naturales desparecerán como resultado del fuego ardiendo por varios días. Esta vez no solo se trata del fuego, los ánimos también están enardecidos y se vuelcan a ello en una actitud beligerante que ha creado un estado de tensión, muchas personas hacen pensar en la posibilidad de situaciones violentas, aunque al parecer la gente del Palacio Quemado parecen tenerlo todo fríamente calculado, como lo diría un personaje al que se imita con mucha frecuencia con la forma de actuar y de pensar de un líder plurinacional. El último discurso, el de ayer, nos muestra algunas de esas facetas que vale la pena ver con detenimiento, porque encontramos situaciones especiales, como aquella de pedir que dejen a los bolivianos masticar coca y los demás paren de consumir cocaína, cuando no puede negarse el hecho de que la alta producción de las hojas hace que los masticadores no sean tantos como los que piensa el Gobierno, mientras los consumidores de la materia prima hacen que la cocaína que demandan los países industrializados encuentre el mercado necesario y la migración de familias conocidas en esa industria, las cuales han decidido radicar en el país, por la cordialidad del trato que se les brinda. En un par de días sabremos con detalle algunas acciones de uno de los comercializadores, un hombre de confianza del Gobierno, que intentaba llevar a EE.UU. 75 toneladas en varios envíos , según el presidente está dispuesto a involucrarlo en sus declaraciones, aunque no nos explicó los posibles detalles de esa acusación, ya que con seguridad la justicia norteamericana pedirá la constancia de las acusaciones. En otro aspecto del discurso nos encontramos con que el Gobierno boliviano saluda con júbilo el reconocimiento del estado Palestino, interesante la preocupación por la tierra en que nació el Hijo del Dios de los cristianos, nada que ver con la Pachamama, lo ideal es que se reconozca la soberanía de todas las naciones de los pueblos del mundo o por lo menos su autonomía, incluyendo aquellos de los territorios del Isiboro Sécure que están siendo agredidos por otro imperialismo. Y hablando de imperialismos, también se le ocurrió mostrar su solidaridad con el dictador Gadafi que reprime con fuerza a los opositores que no están de acurdo con su gobierno, ojalá no suceda algo parecido en Yucumo, donde las fuerzas opositoras del Tipnis y los defensores del poder están a punto de enfrentarse delante de los policías que actuarían como testigos de los hechos, ya sabemos para echar la culpa a quién; posiblemente los dirigentes sean después llevados a los tribunales para que sean juzgados, también sabemos por quiénes. Coincidimos en la critica que se hace a los países capitalistas, por su intervención que luego quedó en manos de la OTAN, porque sus objetivos a todas luces son la explotación de la riqueza energética, como se ha expresado también con los planes de aprovechamiento de la carretera de Villa Tunari a San Ignacio de Moxos, sin importar a quiénes se afecta, cuando se trata de generar riqueza para repartir bonos en el occidente del país.